sábado, 18 de junio de 2011

Mi Mitad





Hay veces en las que existe el miedo a revivir situaciones pasadas que nos causaron dolor.
Evitamos cualquier cosa que nos haga revivir esos momentos pero no nos damos cuenta de que es mejor sacar toda esa mierda fuera, antes de que te coma por dentro porque poco a poco, si vamos evitando esas situaciones, ya no me refiero a momentos, sino canciones, incluso calles, ¿realmente eres dueño de ti mismo? Debes enfrentarte a ello.
Siempre que me preguntaban por el tema daba largas o un pequeño resumen de lo ocurrido, una milésima parte de lo que realmente había sucedido, los que conocían la verdad sabía el dolor profundo que sentí durante ese tiempo, el dolor que ahora se ha vuelto en compasión.
Cuando pasó todo no me lo podía creer, en el fondo una parte de mí empezó esa relación sabiendo el final pero tenía la esperanza de poder cambiarlo pero no pude. Cuando él se fue lejos vi el final más próximo y solo duró un mes para reunir el valor para hacerlo.

24/10/2010
Pasados un año y cuatro meses ya no me quería. Todo por lo que había luchado, todo lo que había dado ya no valía nada. Había tenido otra relación pero esa era diferente a todo lo que había tenido, jamás sentí un amor tan puro y verdadero como el suyo.
Existen personas que aparecen por casualidad en tu vida y te marcan de tal manera que dejan una pequeña fisura, una fisura real, puedes sentir el escozor con tan solo escuchar su nombre. Realmente sentía que era mi mitad, una persona que me complementaba, da igual cuantas veces nos viéramos, cuantos besos, siempre sentía mi corazón acelerado y un calor confortable en el pecho, parecía como si hubiéramos pasado la vida juntos.
El quiso que terminara todo y yo no quería existir.
Jamás he sentido tal vacío en mi interior después de aquello, es un dolor que ni siquiera puede explicarse, quizás ahora no encuentre las palabras adecuadas, intentaba estar bien, mis compañeras me ayudaban y fueron mi gran apoyo, pero al cerrar la puerta de mi habitación todo cambiaba, me tumbaba en la cama y las paredes se retorcían y estrechaban a mi alrededor, no podía respirar, era entonces cuando lloraba.
Pasaron los días y fue como un despertar. Miraba el cielo y admiraba el brillo de la luz, el sonido del aire al pasar entre las hojas… ya no dolía, estaba aliviada, había agotado todo el dolor que tenía y solo quería ir hacia delante.
Siete meses después ahora es él el que siente ese dolor. El dolor de no poder estar con la otra parte de ti, la persona con la que compartirías tu vida sin dudar, comprendo por lo que está pasando pero ya es tarde para que yo pueda hacer nada.
Para ti, mi mitad, para que puedas avanzar.
Con cariño, E.

No hay comentarios:

Publicar un comentario